Como primer paso precalentamos el horno a fuego medio o 160 grados.
Lo segundo es preparar la quequera o molde. Para ello untamos toda la superficie interior con un poco de mantequilla o margarina y luego lo cubrimos con un poco de harina. Esto hará que la masa no se peque al molde al momento de hacer el horneado.
Ahora nos toca empezar a hacer la masa. Ponemos en un bol o recipiente el azúcar y la mantequilla (o margarina), batimos hasta obtener una pasta sin grumos.
125 gramos mantequilla, 1 1/2 taza azúcar rubia
Agregamos un huevo y seguimos batiendo para unirlo a la masa. Repetimos con el otro huevo.
2 huevos
Seguidamente añadimos de a poco la esencia de vainilla mientras seguimos batiendo.
2 cucharadas esencia de vainilla.
Incorporamos la harina (de preferencia usando un cernidor) y batimos hasta que se incorpore completamente a la masa.
2 1/2 taza harina preparada
En este punto vertemos poco a poco la leche mientras continuamos batiendo.
1 taza leche evaporada
Ya tenemos todos los ingredientes incorporados a la masa y proseguimos batiendo hasta que veamos que presenta una textura uniforme y suave.
Muy bien. Es tiempo de poner la masa en la quequera o molde que hayamos preparado y lo introducimos en el horno por aproximadamente 45 minutos (el tiempo es promedio: si el horno está a temperatura muy alta el queque se cocerá en menos tiempo, y si está a baja temperatura necesitaremos unos minutos más).
Para saber con seguridad si nuestro queque ya está listo debemos estar pendientes de que adquiera su tradicional color marrón y esparza ese sabroso aroma a vainilla. En ese momento lo pinchamos con un tenedor: si el tenedor sale con masa hay que dejar que siga horneándose un poco más, pero si el tenedor sale limpio es hora de apagar el horno y dejar enfriar nuestro postre para desmoldarlo y repartirlo entre los nuestros.